Transoxiana 7 - Diciembre 2003
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Transoxiana 7 - Diciembre 2003 |
Lo que sigue constituye la síntesis final de De los jefes-parientes a los reyes-dioses. Surgimiento y consolidación del Estado en el Antiguo Egipto, Colección Aula Ægyptiaca Studia Vol. 3, Barcelona, 2002, pp. 259-260. El volumen se basa en la Tesis de Doctorado que, con el mismo nombre, fue defendida en la Universidad de Buenos Aires, en Diciembre de 2001.
El surgimiento inicial de un primer tipo de práctica estatal -es decir, un tipo de prácticas que escinde la sociedad en un polo detentador del monopolio legítimo de la coerción y otro polo que se somete al primero- no puede tener lugar en el interior de una comunidad, pues allí la práctica del parentesco -en tanto principio de articulación social- constituye un límite para la estructuración de una desigualdad social fuerte. Por ello, el ámbito más propicio para la emergencia de la práctica estatal es aquél de los espacios intercomunitarios, pues se trata de un ámbito en el cual el parentesco no rige como esquema de organización social. Los conflictos entre comunidades -y, en particular, las guerras de conquista- se revelan como un expediente privilegiado para la constitución de una sociedad en la que pueda existir tal monopolio de la coerción, en la me6dida en que los enfrentamientos bélicos implican un ejercicio sistemático de la violencia por parte de los contendientes.
En el valle del Nilo, unos 3400 años antes de Cristo, esos conflictos intercomunitarios parecen haber estallado en el marco de las disputas por controlar las redes de intercambio que proveían a las élites de las comunidades del Alto Egipto los bienes de prestigio que eran básicamente requeridos para reproducir la diferencia social que las distinguía del resto de los integrantes de sus comunidades. Los conflictos debieron conducir al predominio de unas comunidades sobre otras y a la transformación de un vínculo transitorio entre vencedores y vencidos en un vínculo permanente entre dominadores y dominados.
La probable constitución simultánea de más de un núcleo proto-estatal en el Alto Egipto (Hieracómpolis, Nagada, Abidos) debió potenciar los conflictos aún más y debió desembocar en la formación de un solo proto-Estado en el Alto Egipto, unos 3200 años a.C. A partir de entonces, ese proto-Estado iniciaría un proceso expansivo, motivado por la constante búsqueda por asegurar la provisión de bienes de prestigio para la élite así como por el mandato ideológico de la imposición del orden faraónico sobre el caos, que lo llevaría a disponer del control territorial de toda la región comprendida entre la primera catarata del Nilo y el mar Mediterráneo. Hacia el 3000 a.C., con la fundación de Menfis, ese proceso se hallaría básicamente concluido.
La etapa siguiente (3000-2700 a.C.) sería la de la consolidación de la práctica estatal a lo largo de todo ese extenso territorio así como la de la delimitación de unos modos específicos de penetración en los territorios periféricos al mundo propiamente egipcio. Correlativamente, sería la etapa de la consolidación de un nuevo tipo de sociedad, liderada por un rey-dios (ontológicamente diferente de todo el resto de la sociedad) e integrada por una élite estatal (a cargo de las principales posiciones del aparato de Estado), por un heterogéneo conjunto de dependientes del Estado (desde funcionarios hasta artesanos y sirvientes), y por el campesinado, mayoría de la población y base productiva de la sociedad, organizado en comunidades y sujeto a condiciones de tributación.
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