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Transoxiana 9 - Diciembre 2004
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El Antiguo Egipto en Brasil: Historia de la Egiptología y la Egiptomanía en Brasil

Margaret M. Bakos

Universidade Católica do Rio Grande do Sul (PUCRS), Brasil

Abstract

Português: O Brasil é o único país que fala portugués no continente americano. A história do seu povoamento e colonização é fascinante. Espanhóis, holandeses, franceses e ingleses, entre outros, disputaram seu território com os portugueses e com os nativos. Os africanos vieram para cá do século XVI em diante. Durante o século XIX e o XX muitas outras levas de imigrantes europeus e asiáticos chegaram, para completar este "melting pot" continental. A historia deste país levou a um contexto peculiar, caracterizado por um equilíbrio entre renovação e permanência.

Com referencia aos motivos egípcios sua permanência foi estimulada pela instrução e o ensino de História antiga e a renovação através das dinâmicas variações na apropriação dos elementos egípcios para diferentes objetivos em um processo contínuo de transculturação.

English: Brazil is the only Portuguese-speaking country in the American Continent. The history of Brazil's population and colonization is fascinating. Spaniards, Dutchmen, Frenchmen and Englishmen, among others, disputed it's territory against the Portuguese and the indigenous people. African people came to Brazil from the XVIth Century onwards. During the XIXth and XXth Centuries many other waves of European and Asian immigrants arrived, to complete this continental melting pot. The history of this country led to a peculiar context, characterized by an equilibrium between renovation and permanence.

Regarding the egiptian motives, it's permanence was stimulated by instruction and teaching of Ancient History, and by the dynamic variations in the appropriation of egiptian elements for different objectives, in a continuous process of transculturation.

Introducción:

Brasil es el único país de habla portuguesa en el continente americano. La historia de su poblamiento y colonización es fascinante. Españoles, holandeses, franceses e ingleses, entre otros, disputaron su territorio con los portugueses y con los nativos. Los africanos llegaron a Brasil desde el siglo XVI en adelante. Durante el siglo XIX y el XX, muchas olas de inmigrantes europeos y asiáticos llegaron, para completar ese "melting pot" continental. La historia de este país y una mezcla de culturas llevaron a un contexto peculiar, caracterizado por un equilibrio entre renovación y permanencia.

Con referencia a los motivos egipcios, su permanencia fue estimulada por la instrucción y enseñaza de la historia antigua, y la renovación a través de las dinámicas variaciones en la apropiación de los elementos egipcios para diferentes objetivos. El complejo cultural brasileño combinó conocimiento de detalles con poder imaginativo y una exótica sensibilidad en este proceso de reutilización.

La influencia portuguesa es todavía evidente a través del estímulo del estudio de la Egiptología e historia antigua en escuelas y universidades. La admiración y respeto por estos símbolos, monumentos y cultura de la civilización Egipcia es mantenida, siendo manifestada por la frecuente utilización de imágenes de obeliscos para fines conmemorativos.

Tales referencias a obeliscos no son exclusivas en el Brasil. Por ejemplo, Buenos Aires (Argentina) tiene el obelisco más alto de América del Sur.

Sin embargo, junto al conservador y respetuoso uso de simbologías Egipcias, se desarrolló en este país una manera informal de lidar con estos símbolos, algunas veces llegando a lo satírico e irreverente. Un ejemplo reciente es el uso de motivos Egipcios para la exhibición "Egipto Faraónico", en Rio de Janeiro, adaptada para este año por la típica fiesta brasileña, el carnaval. Esta excelente exhibición fue traída por el Louvre para la casa Francia-Brasil, y su motivo inspiró el "bloco" de carnaval. El grupo se llamó "Isis". Todos los miembros estaban vestidos a rigor, aunque cantando y bailando el samba brasileño. El carnaval brasileño es un evento único y mundialmente famoso caracterizado por la irreverencia, libertad y quiebra de reglas (DaMatta, 1990:66). El uso del evento histórico como inspiración para una fiesta satírica como el carnaval es un fenómeno muy brasileño, siendo muy difícil de observarse algo asi en cualquier otro país latinoamericano.

Este artículo trata de la historia de la egiptología en el Brasil y apunta a diferentes formas de apropiación de elementos del antiguo Egipto hechas en este país en la arquitectura y las artes.

Historia de la Egiptología en Brasil:

La historia de la Egiptología, ciencia que trata de todo cuanto se relaciona al antiguo Egipto, se inició en Brasil en el siglo XIX con la adquisición de la primera colección brasileña de antigüedades egipcias, por la familia real portuguesa. Este episodio puede ser considerado como el primer y más significativo momento de la historia de la egiptología en este país. Él se relaciona con los progresos en el estudio del Egipto Antiguo, resultante de la expedición de Napoleón Bonaparte a Egipto (1798-1801). A partir de este viaje, de carácter militar, tuvo inicio una mudanza cultural a través de los estudios de los jeroglíficos registrados en la Piedra de Roseta, encontrados en aquella ocasión y descifrados, en 1822, por François Champollion, lo que llevó a la creación de una ciencia nueva: la Egiptología.

En este contexto fue comprada gran parte de la colección egipcia del Museo Nacional, en 1824, por S.M. el Emperador D. Pedro I al italiano Fiengo, que planeara vender los objetos para Argentina, pero sin suceso. Este mercader de obras históricas parece haber hecho comercio, según investigaciones de K. Kitchen, con piezas que Belzoni trajo de Egipto.

La colección se encuentra actualmente en el Museo Nacional, en Río de Janeiro, antigua capital brasileña. El edificio construido por un rico comerciante portugués, a fines del siglo XVIII, fue por él obsequiado a D. Joao VI, en marzo de 1808. Desde este año hasta 1821, el Paço fue la residencia real y de 1822 a 1889 abrigó la familia imperial. Cuando la proclamación de la República en el país, en 1889, fue la Sede de la Asamblea Constituyente, concluida en 1891. Desde el 25 de junio de 1892, es la Sede del Museo Nacional.

El acervo Egipcio del museo nacional es probablemente el más antiguo e importante de América del Sur. Con estas palabras Kenneth Kitchen inició el primer capítulo del más completo catálogo disponible de esta colección. La colección, que ocupa actualmente apenas tres salas, en el segundo piso del edificio, no está expuesta integralmente. Por la guia de Childe y el catálogo Kitchen/Beltrão se sabe que en ella constan 55 estelas y bajorelieves, 15 sarcófagos y fragmentos, 81 estatuillas votivas y funerarias, 216 ushabtis, 29 momias y partes, 54 amuletos, símbolos y escarabajos, 5 papiros, 69 misceláneas y 100 objetos funerarios.

En otro momento, D. Pedro II fortaleció el vínculo entre el Antiguo Egipto y el Brasil, iniciado por el hijo, al tornarse, en 1871, un dedicado estudioso de la cultura egipcia. Visitó dos veces Egipto. La primera jornada fue en el período comprendido entre mayo de 1871 y marzo de 1872. La segunda visita fue en 1876, cuando el emperador registró un diario de viaje. Él dejó notas con impresiones personales y observaciones sobre la egiptología, tomaba notas sobre los detalles arquitectónicos de los monumentos visitados y hacía dibujos para ilustrar.

Llama la atención una caricatura brasileña sobre la visita del Emperador al Egipto, en 1871, a demontrar la antigüedad de la difusión de conocimientos sobre el antiguo Egipto en el país, tanto por la egiptología como por la egiptomanía.

En la actualidad el interés por el Antiguo Egipto cuenta, en lugar del apoyo monárquico, con el aval de la Academia. Hay por lo menos, tres programas de posgraduación en Historia, que ofrecen la posibilidad de una investigación seria y calificada en Egiptología. En la Universidad Federal Fluminense (UFF), en el Estado del Rio de Janeiro, se encuentra el más antiguo. Los otros dos se localizan en São Paulo, en la universidad de la ciudad de Campinas (UNICAMP) y en la Universidad estadual (USP).

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Fig. 1: Caricatura de D. Pedro II.

Egiptomanía:

El término "Egiptomanía" se refiere a una práctica más antigua que el de la Egiptología, pero esta palabra sólo aparece en Europa durante la primera guerra mundial. Ella surge con el sentido de la reutilización de los motivos del Antiguo Egipto en la creación de objetos y de narrativas contemporáneas, para señalar y localizar las ocurrencias de los deseos sobre objetos egipcios antiguos auténticos y de su valorización cultural, a partir de nuevos criterios de belleza, nuevos materiales y técnicas artísticas.

La egiptomanía tiene una larga historia en el continente europeo. Se inicia con los traslados de monumentos egipcios y obeliscos, por el Emperador Augusto, del lugar de origen, para Roma, como representaciones de su gran y nuevo poder. La pasión por Egipto resurge en el Renacimiento, gracias a la creación de la imprenta, cuando los libros se multiplican, el interés del hombre por la propias realizaciones aumentan, y los progresos técnicos facilitan la navegación a oriente. El mundo letrado de fines del siglo XV, de encuentro a los humanistas, descubre Egipto, por los relatos de los viajeros y de los historiadores antiguos.

Esos conocimientos llegan al Brasil traídos por la familia real portuguesa, en 1808. Es posible afirmar que los primeros ejemplos de edificios con elementos del Antiguo Egipto brasileños fueron construidos aquí encomendados por la Corona Portuguesa.

A fines del siglo XIX, frente a la importancia creciente de su colonia americana, la monarquía portuguesa decidió realizar un programa de urbanización en la capital, la ciudad de Río de Janeiro. El proyecto, de cuño iluminista, se inició con la creación de un local de ocio, el paseo público, a partir de 1779, e inaugurado en 1783. Para la ejecución del programa, que tenía como objetivo el abastecimiento de agua, el saneamiento público y el embellecer la ciudad de Río de Janeiro, fue llamado el "Mestre" Valentin, hijo de un hidalgo portugués y de una negra brasileña, propietario de la mayor oficina toréutica de Río de Janeiro. A este artista debemos las primeras apropiaciones de elementos del Antiguo Egipto en la arquitectura, como la Fuente de la Pirámide:

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Fig 2: Fuente de la Pirámide (Plaza Mauá)

Algunos años después, por el apoyo de D. Pedro II, uno de los más importantes artistas brasileños del siglo XIX, Honorio Esteves, pintó innumerables obras, entre ellas se destaca un cuadro titulado "el Pastor Egipcio", con inspiración, como sugiere el título, en el Egipto Antiguo. La obra bellísima de Esteves, que puede ser admirada a continuación, expresa posiblemente una influencia de las obras de un maestro de la pintura holandesa, Sir Alma Tadema (1836-1912). Por la belleza, por representar el tránsito internacional y milenario de la fascinación por las cosas del Nilo, del viejo para el nuevo mundo, la pintura se tornó una referencia inusitada y preciosa para esta investigación sobre egiptomanía en el Brasil.

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Fig. 3: El Pastor Egipcio.

Sin la influencia de la corte, en demostración del potencial de la egiptomanía como un fenómeno de larga duración y diferentes apropiaciones e importancia en los distintos niveles sociales, la presencia de elementos del Antiguo Egipto en el Brasil se manifiesta todavía a través de las creaciones plebeyas. Esto no significa que sus efectos sean menos principescos. Véase por ejemplo, la decoración de una sala del edificio de la Biblioteca Pública de Porto Alegre.

El edificio, construido a comienzos del siglo XIX, tiene una fachada austera, decorada con imágenes del calendario de Augusto Comte, que influenció mucho la cultura regional a lo largo del período conocido como la República Vieja (1889-1930).Quien pasa por adelante del edificio no imagina el lujo, la belleza y lo inusitado de un recinto del segundo piso, que por motivos obvios, es conocido como "Sala Egipcia".

Llama la atención, en la pintura del techo, la presencia de cuatro urubúes policromáticos. La localización de esas imágenes puede tornarse significativa si entendemos la importancia del acto físico de mirar hacia lo alto: él causa la producción de un contraste entre un mundo y otro en la imaginación de los observadores. En la sala de la dirección de la Biblioteca, de hecho, se siente de forma significativa la diferencia que esa actitud de observación produce al visitante. Éste se descubre, fascinado y sorprendido, en un ambiente característico de final del siglo XIX e inicio del XX, formado por el conjunto de muebles pesados y serios, y por las figuras míticas faraónicas, que flotan encima de todo el espacio por debajo de ellas.

Mientras que el espacio inferior define un área de actividad pública, práctica y premeditada, sobre todo masculino, la pintura del techo remite a un imaginario distante de este contexto, por los valores simbólicos en movimientos elegidos y por el contraste causado por los colores vibrantes, diferentes de los tonos oscuros de los muebles pesados y sólidos.

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Fig.4: Imagen en el techo de la Biblioteca Pública de Porto Alegre.

Las representaciones en el techo de la Biblioteca Pública muestran buitres con las alas abiertas, en ángulo, en una actitud de agitación. En el marco de las esquinas del techo hay adornos en yeso blanco, que delimitan las pinturas de otros elementos decorativos, algunos de origen egipcio, como las flores de loto.

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Fig. 5: Rapaz (Urubú) policromado.

Es importante valorar la presencia de otros elementos en la decoración, por el significado que poseen en la sociedad egipcia; el lirio de agua y el sol. El primero porque se cierra de noche y se sumerge en el agua para levantar y abrir en el amanecer. El sol por el mismo hecho: renacer todos los días, lo que lo tornó el más importante elemento de la religión egipcia.

En la sala también se encuentran dos representaciones de la esfinge: una pintura en la pared y una escultura de esfinge con senos, en piedra, portando un nemés o tocado egipcio, como se puede ver a continuación.

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Fig. 6: Esfinge de Piedra.

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Fig. 7: Esfinge pintada en la pared de la Biblioteca Pública de Porto Alegre.

Veamos ahora um edifício em São Paulo, que se destaca por su tamaño monumental y por la exibición en la fachada de motivos del antiguo Egipto. Se trata del "Motel Faraón" y la elección de los motivos de la decoración fue muy bien pensada y planificada. El objetivo era captar para el edificio y sus ambiente internos todo el aura de poder, riqueza y fuerza que emana de la sociedad egipcia antigua. Véase la fachada del hotel con una figura del faraón sentado, con los cetros del poder en las manos.

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Fig. 8: Entrada del "Motel Faraon".

Otro edificio con fines comerciales que buscó en los elementos egipcios un apelativo para sus servicios es la Academia Pirámide en Natal, en el Estado de Rio Grande do Norte.

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Fig. 9: Academia Pirámide.

Hay todavía en Brasil ejemplos de apropiaciones de elementos del antiguo Egipto para la construcción de viviendas. Entre las más bonitas está la llamada "Casa Egipcia", construida en el inicio del siglo XX en Río de Janeiro.

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Fig. 10: Casa Egípcia.

Incrustadas en los balcones del segundo piso, se encuentran dos magníficas estatuas de hierro de seres humanos alados que recuerdan las cariátides. Un hombre y una mujer sostienen una especie de copa cubierta por una tapa en forma de domo sobre sus cabezas. Él exhibe los brazos depilados y musculatura, que recuerda la copia hecha por Denon (1802) de una tumba de Tebas, y que también sirvió de modelo para artículos de porcelana de Sévres.

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Fig. 11: Imagen masculina en la Casa Egípcia.

Entre las características más importantes de las esculturas, llama la atención que las dos sean aladas y usen el sagrado uraeus, imagen en forma de cobra, en la cabeza. Se sabe que la brava serpiente, con la cabeza levantada, personificaba, para los antiguos egipcios, el ojo calcinante del dios sol-Rá. Y simbolizaba la abrasadora naturaleza de la corona, en la frente del faraón, que concentraba la doble competencia del sol de generar la vida, por el calor, o de causar la muerte, por la sequía.

Todavía es necesario mencionar otras dos residencias particulares por lo inusitado de su arquitectura compuesta con elementos tomados prestados del antiguo Egipto, concretamente: el sobrado neoegipcio en la ciudad de Rio de Janeiro, y la Casa de Valinhos en São Paulo.

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Fig. 12: Valinhos.

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Fig. 13: Casa neoegipcia.

La presencia de los elementos egipcios en el cotidiano de los brasileños también se nota en las calles, plazas, templos religiosos y cementerios a lo largo del país. En investigaciones recientes fueron encontrados y registrados cerca de 100 obeliscos del norte al sur del Brasil. El obelisco es un simple bloc rectangular de piedra particularmente asociado con el antiguo Egipto por su significado de representación del primer rayo de sol, pero él fue adoptado en el Brasil por el sentido simbólico, como emblema de poder. Es usado como monumento conmemorativo para mantener la memoria de un hecho, persona y/o mojón de frontera.

Entre los obeliscos más significativos, destacamos el de la Avenida Río Branco, en Río de Janeiro. Construido para marcar el inicio de la construcción de la Avenida, en 1906, el monumento se tornó particularmente famoso porque, en 1930, al final de una guerra civil en el país, un grupo de gauchos del lado vencedor ataron los arreos de sus caballos al obelisco.

La actitud es significativa del valor dado al monumento. Los gauchos vieron en el obelisco carioca un marco de poder de la política nacional y el lugar ideal para simbolizar su victoria sobre el gobierno y el final de la guerra civil.

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Fig. 14: Obelisco de la Avenida Rio Branco (RJ)

Entre los templos religiosos con elementos egipcios se destaca, por la belleza de las obras que exhibe en la fachada, el Templo Rosacruz, en São Paulo. La esfinge es una imagen de origen egipcio que fue reutilizada por los griegos, que le atribuyeron otro sentido: el maléfico. Lo que caracteriza una esfinge como egipcia es si ella lleva el neme. En este templo las esfinges tienen los nemes, como se puede ver abajo:

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Fig. 15: Ala de Esfinges en el Templo Rosacruz de São Paulo

En los cementerios brasileños hay innumeras tumbas que exhiben elementos del antiguo Egipto, algunos de rara belleza como el que sigue, en el Cementerio de Río de Janeiro. El elemento más importante del conjunto escultórico a ser destacado, frente al objeto en estudio egiptomanía, se trata de los elementos que configuran el escenario para la figura humana femenina: la pirámide y la esfinge.

También llama la atención en el cotidiano de los brasileños la presencia del Egipto Antiguo a través del uso frecuente de los nombres de los elementos egipcios más tradicionales: pirámide, esfinge, Horus, para la denominación de productos y de establecimientos comerciales. A lo largo de exhaustivas investigaciones sobre este uso, innumerables entrevistas con los propietarios de los establecimientos mostraron las razones y justificaciones de esas elecciones: transferir a los negocios la idea de solidez, grandiosidad y eternidad constitutivas de esos elementos básicos del Egipto Antiguo.

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Fig. 16: Tumba en un cementerio.

La excelente exibición "Egipto Faraónico", en Rio de Janeiro, traída por el Louvre para la casa Francia-Brasil, un episodio importante de la historia de la egiptologia brasileña, inspiró esta hermosa creación en egiptomania para la publicidad.

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Fig. 17: Piramide's bar.

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Fig. 18: Publicidad (Revista Tam).

Conclusión:

Finalizando a lo largo de 300 años el Brasil, el mayor país de América del Sur -y muy lejos de la tierra de los faraones- ha sido influenciada por la fascinación mundial por la antigüedad egipcia. Por su tamaño y diversidad cultural esa atracción por el encanto del Antiguo Egipto se expresa de diferentes maneras, lo que viene siendo mostrado por una investigación sobre egiptomanía que está siendo todavía realizada.

Este texto es una versión sintetizada y actualizada de un capítulo de mi autoría: Egyptianizing motifs in Architecture and art in Brazil , en: Humbert, J-M & PRICE, C.(ed) Imhotep today: egyptianizing architecture. BAKOS, M.M. "Egyptianizing motifs in Architecture and art in Brazil", in :HUMBERT, J-M & PRICE,C. (ed) Imhotep Today. London, UCL, 2003, pp.231-245. La versión en lengua española es de autoría de Adriana Barrios.

Agradecimientos:

Agradezco las contribuciones para esta investigación de las siguientes personas:

André Chevitarese, Antonio de Paiva Moura, Carolina Machado Guedes, Fernanda Coimbra C. Pereira, Flavio Carramillo, Gabriele Cornelli, Gilvan Ventura dos Santos, Guido Bakos, Jean Marcel Humbert, Luis Augusto de Lima (Museu Mineiro), Mauricio M. Bakos, Nathalia Monseff Junqueira, Pedro Paulo Funari, Rodrigo Otávio da Silva.

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Actualizado el 21/02/2005

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