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Transoxiana 5 - Diciembre 2002
Índice

La epopeya armenia "David de Sasún":
Introducción a su interpretación histórica

Vartán Matiossián

Abstracts (Español, English)

La epopeya nacional armenia David de Sasún ocupa un lugar peculiar por ser una de las pocas que ha llegado a nuestros días por tradición oral. Su recopilación comenzó en 1870 y hasta el presente se han reunido más de 150 variantes.
Como casi todas las obras de su género, David de Sasún no presenta un desarrollo histórico coherente ni una relación estricta con personajes reales. Los sucesos que se narran en ella han sido modificados por efecto de episodios y temas susceptibles de ser catalogados como fantásticos por una mentalidad moderna. Este fenómeno es una constante de la literatura épica.
No obstante, se pueden establecer algunas correlaciones entre historia y epopeya. Ellas nos llevan a un amplio arco cronológico que se expande entre los siglos VII a.C. y XIII d.C. El presente artículo explora estas conexiones
The Armenian epic poem David of Sassoun
Introduction to its historical interpretation

The Armenian epic poem David of Sassoun is one of the few which has reached our days through oral tradition. It was discovered in 1870 and more than 150 variants of the text have been written down until now.
As almost all the works of this genre, the David of Sassoun does have neither a consistent historical development nor a strict relationship with real figures.Despite this, some correlations between history and epics can be established. They lead us to a wide chronological framework going from 7th century B.C.-13th century A.D. This article surveys these connections.

 

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Introducción

Dentro de la literatura épica, la epopeya nacional armenia "David de Sasún" ocupa un lugar peculiar por ser una de las pocas que ha llegado a nuestros días por tradición oral (1). Su recopilación comenzó en 1870 y hasta el presente se han reunido más de 150 variantes (2). Aún se puede encontrar en Armenia un pequeño número de narradores de la epopeya, que se halla en vías de desaparición como texto viviente, dada la avanzada edad de sus conocedores y los problemas que hoy acosan en todas partes a los testimonios de la cultura popular.

Como casi todas las obras de su género (3), "David de Sasún" no presenta un desarrollo histórico coherente ni una relación estricta con personajes reales. Los sucesos que se narran en ella han sido modificados por efecto de episodios y temas susceptibles de ser catalogados como "fantásticos" por una mentalidad moderna. Este fenómeno es una constante de la literatura épica (4).

Todas las epopeyas nacen al influjo de determinado hecho histórico, de mayor o menor importancia, que les proporciona la estructura basal sobre la que se levanta el edificio literario. Nuestra epopeya no podía ser la excepción.

Núcleo primitivo

El tercer ciclo del "David de Sasún" lleva el nombre del héroe homónimo, el más importante de la epopeya. En él se narra su combate con Mësramelik, un poderoso tirano extranjero; David es el héroe de Sasún (5), de una estirpe de titanes, único capaz de hacerle frente. La lucha toca a su fin con la muerte de Mësramelik y el fin de su yugo.

Este episodio, al que se considera nudo argumental en torno del cual se conformaron posteriormente los demás ciclos (6), tiene su correlato histórico en una noticia del historiador armenio Tovmá Artzruní (siglo X):

"En ese entonces, los pobladores de la montaña [Sasún], viendo que [los árabes] se llevaban prisionero al príncipe y también a ellos les aguardaba la misma experiencia que sufrieran los del llano, reunieron a la multitud de los guerreros de Jut con las provisiones que habían acopiado para las necesidades invernales. Tomaron sus lanzas, que siempre portaban como precaución contra las alimañas cobijadas en el bosque, se lanzaron sobre la ciudad [Mush], la sitiaron, pasaron a cuchillo a las tropas, sacaron de la mazmorra a los rehenes de Vaspurakán, libraron a los prisioneros y se repartieron el botín".
"Pero él, el supuesto gobernador [Yusuf, jefe árabe], huyó hacia la gran iglesia, que en nombre del Salvador con gran gasto, trescientos mil, había erigido el príncipe Bagarat (7). Y se ocultó, temblando de miedo, en la cúpula. Los guerreros rodearon la iglesia; algunos escalaron hasta la hendidura de la cúpula y alguien le hirió con su azagaya en medio de la espalda y la hizo salir por la axila, entre los pulmones. Expiró y lo enterraron como a un burro" (8).

Durante la larga dominación árabe en Armenia (640-886) se produjeron frecuentes alzamientos. Esta sublevación de Sasún (851), encabezada por Hovnán, encendió la chispa de una formidable insurrección en todo el país, que aunque finalmente fue abortada, constituyó el paso previo para la independencia (9).

Aunque a simple vista parezca intrascendente, "esta victoriosa lucha de los montañeses de Sasún contra la fuerzas del califato árabe, a las cuales expulsaron de su territorio ancestral, fue uno de los fundamentos del poema popular armenio 'David de Sasún'" (10). Así se habría creado el motivo central del tercer ciclo: el combate singular. Pero, inexplicablemente, el nombre del héroe de la rebelión, Hovnán, pasó a ser David.

Hay dos posibles hipótesis para esta transformación:

1) La influencia bíblica a través del conocido episodio de David y Goliat. Esta alternativa no es convincente, porque el héroe israelita estaba en inferioridad física frente a su oponente filisteo (al que simplemente hiere de un hondazo y luego decapita con su espada), mientras que David y Mësramelik están en pie de igualdad de fuerzas: ambos montan sus caballos y disponen de tres golpes cada uno. Las similitudes entre ambos episodios son meramente formales y no tienen relación con ningún proceso de influencia.

2) El nombre del príncipe David Bagratuní (11). Se trata del hijo de Bagarat Bagratuní, quien, al ser apresado su padre por los árabes, se refugiara en los montes de Sasún con su hermano. Participó en la revuelta; luego fue hecho prisionero y logró su libertad mediante apostasía simulada. Entre 887 y 894 fue príncipe de Tarón, al este de Sasún. Como prototipo para un héroe épico no es ciertamente muy destacado (12), aunque es la única probable con la que contamos. No tiene asidero el intento de Manuk Abeghián de identificar episodios de la vida del David épico con lo que sabemos de este príncipe. La identidad es casi exclusivamente nominal y se fundamenta en la coincidencia cronológica.

En realidad, David condensa en su figura una personalidad heroica, de carácter puramente literario, para la que resulta poco provechoso buscar una correlación histórica. Curiosamente, Hovnán, el protagonista de la rebelión antiárabe, en la epopeya pasa a ser Ohán, tío de David (13); si nos atuviéramos a la identificación de este último con David Bagratuní, vemos que los roles se han invertido, prueba de una inadecuación histórica del texto literario.

El oponente de David de Sasún es Mësramelik; melik es un término árabe que significa "príncipe" (14). La posible vinculación histórica de este personaje depende de la localización de Misr. Sobre el particular hay varias posibilidades:

1) Misr es Mosul. Según Hovsep Orbeli, esto tornaría comprensible varios hechos: por ejemplo, David mata a numerosos guerreros del melik cerca de Sasún y arroja sus cadáveres al río. Sus parientes en Misr ven sus cuerpos transportados por la corriente. Este río comunicaría a Sasún con Mosul y formaría parte del sistema hidrográfico del Eufrates (15). Otro autor subraya la proximidad geográfica de Sasún y Mosul (16).

2) Misr es Siria. Este se debería a que el "David de Sasún" se refiere a la lucha de los armenios contra los árabes de Siria (califato árabe) y no de Egipto (17).

3) Misr es Asiria (18).

4) Misr es Egipto. Esta es la explicación generalmente aceptada y tiene los siguientes justificativos:

  a) En armenio "maíz" se dice egiptatsorén ("trigo de Egipto") y en turco, misr.

  b) En árabe y en turco se denomina Misr a Egipto, término que proviene de la antigüedad: se lo conocía como Mushur en los anales asirios y Misraím en la Biblia.

  c) Los egipcios ocuparon en 1208 parte de Armenia meridional, incluida Jlat, en la vecindad de Sasún.

Los argumentos esbozados tornan viable esta última alternativa, aunque la mezcla de elementos de diferentes épocas en la epopeya es tan pronunciada, como veremos, que a nuestro juicio, no es desdeñable una polisemia del término "Misr", cuyo significado varía de acuerdo con el pasaje del que se trate.

Relaciones con Asiria

David debía tener un padre, que fue Mëher el Grande. Este no es una personalidad de raíz histórica, sino la representación de Mihr (iranio Mithra), dios armenio del fuego (19). David también tuvo un hijo, Mëher el Pequeño, desdoblamiento de su abuelo (20). Tratándose de una estirpe, indudablemente no podía faltar el tronco originario: Sanasar (21).

El primer ciclo de la epopeya refiere que el califa Senekerim de Bagdad pretende como esposa a Tzovinar, hija del rey armenio Gaguik; caso contrario, amenaza con arrasar Armenia. La princesa accede al sacrificio, pero antes de partir queda encinta al beber dos gotas de agua dulce de una fuente que surge misteriosamente en un lago salado. En Bagdad alumbra a los mellizos Sanasar y Baltasar. Años después, el califa realiza un ataque contra Armenia que termina en un fracaso; a su regreso, mientras rinde culto a sus ídolos, los mellizos lo matan, liberan a su madre y parten hacia Armenia, donde construyen la fortaleza de Sasún.

Este episodio tiene base histórica en la figura del monarca Senaquerib de Asiria (704-681), quien, refiere la Biblia, sitió Jerusalén durante el reinado de Ezequías (697), pero la ciudad se salvó merced a la intervención divina. Las fuentes asirias guardan silencio respecto de este fracaso, pero probablemente se deba al hecho de que rara vez mencionan los reveses y se dedican a ensalzar los triunfos (22).

Senaquerib fue asesinado en 681. Dice la "Crónica babilonia":

"El vigésimo día del mes de tebet el rey de Asiria, Senaquerib, fue muerto por su hijo durante una revuelta" (23). Asarhaddón (681-669 a.C.), hijo y sucesor de Senaquerib, agrega en su crónica que "mis hermanos, al saber de la proximidad de mi ejército, abandonaron las tropas que habían reunido y huyeron no se sabe dónde" (24).

La Biblia describe este hecho con mayor detalle:

"Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nesroc, su dios, Adramelek y Sareser, sus hijos, le hirieron a espada y huyeron al país de Ararat, y en su lugar reinó su hijo Asordán" (IV Reyes, 19:36-37).

Por su parte, el historiador armenio Movsés Jorenatsí (siglo V) afirma:

"Parece que hemos olvidado hablar de Senekerim. Porque ochenta años, más o menos, antes del reinado de Nabucodonosor, fue rey de Asiria Senekerim, aquél que sitió Jerusalén en la época de Ezequías. Sus hijos Adramelek y Sarasar, tras matarlo, escaparon y vinieron hacia nosotros" (25).

Según algunos investigadores, Adramelek es Arda-Mulissi, hijo de Senaquerib, mientras que Sarasar o Sareser es el general Nabusarusur, epónimo del año 681 (26). Otros no arriesgan una identificación definida, ya que se ignora el nombre del "hijo" de Senaquerib citado por la "Crónica babilonia" (27). Puede hablarse de una coalición de los hermanos de Asarhaddón (Arda-Mulissi, Ashurshumushabshi, Ashurilumuballisu) (28).

El problema está en determinar a dónde huyeron los sublevados:

a) Según Asarhaddón, "no se sabe a dónde";

b) Según la Biblia, "al país de Ararat";

c) Según Movsés Jorenatsí, "hacia nosotros".

Por "país de Ararat" se entiende Urartú, el primer estado que unificó la meseta de Armenia (siglos IX-VI a.C.) y mantuvo en jaque a Asiria en los siglos IX-VII a.C., conocido con ese nombre en asirio. La expresión "hacia nosotros" de Jorenatsí significa "hacia Armenia", sinónimo de Ararat en la Biblia.

Con relación a la radicación de los hermanos asirios en Armenia, Movsés Jorenatsí señala:

"A uno de ellos, Sanasar, instaló nuestro bravo antepasado Skayordí cerca de las fronteras de la misma Asiria, al sudoeste de nuestro país. Sus descendientes, multiplicándose, poblaron el monte llamado Sim (29). Posteriormente, hombres afamados e importantes de aquel linaje, merced a su fidelidad a nuestros reyes, se hicieron acreedores al virreinato de esa zona . Y Ardamolán (30) habitó la parte sudoriental de la misma zona. El historiador dice que de éste se originaron los Artzruní y los Gnuní" (31).

La provincia de Sasún corresponde al topónimo urartiano Ususuani (32) o Sasnuini (33), citado con Alzi (actual Aghtznik, al este del macizo montañoso de Sasún); ambas regiones pertenecieron a Urartú desde principios del siglo VIII a.C.

Al este de Tushpa (Van), capital de Urartú, se hallaba el distrito de Arsuniuni, regido por el linaje homónimo, que posteriormente ocupó el extremo sudeste de Armenia, el Gran Aghbak (con centro en Hadamakert, actual Bashkalé), feudo de los Artzruní en tiempos históricos. Según se desprende de un texto del rey asirio Sargón II, entre las ciudades de Tushpa y Musasir (orilla sudoeste del lago Urmia) se extendía el distrito de Qaniun, que debía hallarse en las inmediaciones de Arsuniuni (34). A esto alude la aparentemente enigmática referencia de Tovmá Artzruní, cuando dice que los hermanos huyeron "al noreste" (35). Aunque no lo dice, es obvio que se refiere al noreste de Asiria.

Numerosos investigadores, sin embargo, sostienen que los hermanos huyeron a Shubria, pequeño reino situado al oeste de Urartú, en la zona de Diarbekir (incluyen Sasún en él), puesto que Rusa II de Urartú (680-645) mantenía relaciones amistosas con Asiria (36). Shubria se había separado de Urartú en 714; "temiendo sin duda que [Rusa II] interviniera en la región fronteriza de Shubria, Asarhaddón lanzó en el 667 (37) una poderosa operación de policía, con cuyo relato confeccionó su 'carta a dios'" (38).

Los temores de Asarhaddón tenían un doble fundamento: por una parte, era natural que Urartú anhelara reconquistar Shubria; por la otra, muchos fugitivos urartianos huían a Shubria, lo que podía ser pretexto para una invasión. Asarhaddón ocupó Shubria, la anexó a su imperio y devolvió los fugitivos a Urartú, eliminando así toda causal de injerencia (39). Pero el monarca no menciona en absoluto a sus hermanos parricidas, quienes de hallarse en Shubria debieran haber caído en sus manos. Evidentemente no se hallaban en Shubria, sino en Urartú (40).

En la epopeya, el sitio a Jerusalén y la intervención divina son reemplazados por un sitio a la fortaleza del rey Gaguik y la intervención de San Karapet (41). Históricamente, Senaquerib fue asesinado por sus hijos ambiciosos de poder, mientras que en la epopeya Senekerim desea sacrificar los mellizos Sanasar y Baltasar a los ídolos, en cumplimiento de una promesa por haberle salvado la vida después de su desastrosa expedición, y por esto aquéllos le dan muerte.

El problema general radica en la relación entre el primer ciclo y la narración bíblica, a su vez eco de la historia. Ya a fines del siglo XIX Grigor Jalatián sostenía que el primer ciclo es un préstamo de la Biblia y de "Antigüedades judías" de Flavio Josefo (42). Dejando de lado la imposibilidad de conocimiento directo de esta última fuente, cuya narración, en nuestra opinión, no agrega nada a la Biblia --máxime que las epopeyas tienen origen en fuentes orales y no librescas--, el vínculo con ésta es de interés. Especialmente si tenemos en cuenta que, a decir de Tovmá Artzruní, los habitantes de Sasún "saben de memoria los antiguos salmos traducidos por los monjes armenios, que tienen siempre a flor de labios. Estos son los plebeyos asirios que emigraron después de Adramelek y Sanasar, los hijos de Senekerim, rey de Asiria y Nínive, y por su nombre los llamaron sanasnayk (43). Son hospitalarios, acogedores y serviciales" (44). Creemos que lo acontecido con Sanasar y Atraelek pasó a formar parte de las narraciones populares, levemente influenciadas por la Biblia --pero sólo a partir del siglo V, cuando se la tradujo al armenio--, y constituyó el barniz histórico-literario de tradiciones míticas que se remontan a tiempos prehistóricos (45).

Tzovinar no tiene basamento histórico, sino que es una personalidad netamente mitológica, a la que se relaciona con antiquísimas creencias locales (46) o con la Virgen María (47). La aparicion del califa de Bagdad como adorador de ídolos es una reminiscencia de tiempos precristianos. La idolatría es propia del primer ciclo y no se extiende al resto de la narración. A nuestro juicio, la sustitución de Nínive por Bagdad es sólo un reflejo de la época de conformación del poema --no olvidemos que Nínive desapareció setenta años de la muerte de Senaquerib--, en la que debe situarse la inclusión del rey Gaguik, reminiscencia de Gaguik Artzruní (908-943), rey de la región de Vaspurakán (zona de Van), quien al principio de su reinado tuvo pretensiones al trono de Armenia e incluso se sometió a los árabes durante un breve lapso. La inexistencia de la "idolatría" en los ciclos siguientes nos permite rechazar la hipótesis de que los narradores reemplazaban "musulmanes" por "idólatras" a fin de no delatar el uso del término al entorno islámico presente en Armenia durante casi un milenio (48).

En síntesis, el primer y el tercer ciclo poseen una base histórica, no así, como hemos puntualizado, los ciclos segundo y cuarto, cuyo protagonista es un desdoblamiento del dios Mihr.

Nombres y conexiones

Vamos a referirnos brevemente a una serie de personajes que desempeñan un rol semiprotagónico o episódico y para los cuales podría rastrearse una vinculación histórica.

Tevatorós y Kerí Torós: el primero es el rey de Manazkert (al norte del lago Van), importante como constructor, a cuyo servicio se ponen Sanasar y Baltasar durante un tiempo. Podría ser un eco del príncipe Teodorós Reshtuní (639-652), de importante actuación diplomática durante las primeras invasiones árabes (49).

Tío materno de Sanasar y Baltasar, Kerí Torós sobrevive a las cuatro generaciones de héroes y muere cuando el último, Mher el Pequeño, se encierra en una caverna. Su sabiduría también lo convierte en eco de Teodorós Reshtuní; las figuras de Tevatorós y Kerí Torós se unifican a través del casamiento de Mher el Grande con la hija de aquél (50).

Vergó: el cobarde tío paterno de David ha sido identificado, aunque sin ningún fundamento en nuestra opinión, con Viguén, príncipe de Sasún en el siglo XI (51).

Chemeshkik Sultán: se trata de una princesa con quien David se hallaba comprometido y a quien dejara para casarse con Jandut, hija del rey Vachó-Marchó de Kaputkogh. La hija natural de Chemeshkik Sultán y David mató a éste de un flechazo. A su turno, Chemeshkik Sultán fue descuartizada por Mher el Pequeño.

Su identidad es contradictoria. En algunas variantes aparece como personaje femenino y en otras como masculino, en este último caso en carácter de despechado pretendiente de Jandut. A nuestro juicio, podría referirse a alguna hija del emperador bizantino Juan Tzimisces (969-976), quien era de origen armenio y había nacido en la aldea de Chemeshkatzak. En algunas variantes personifica a una dama turca o al rey de los francos (52).

Es importante señalar que Chemeshkik Sultán reside en Jlat, ciudad enemiga de Sasún, en manos musulmanas a partir del siglo XI.

Según Bagrat Jalatián, Juan Tzimisces tenía una amante que era señora de Amid (Diarbekir), cerca de Sasún, quien también era oriunda de Chemeshkatzak (53).

Bughá de Batmán: un acólito de Misramelik, encargado de matar a David. Este lo perdona y aquél se convierte en su servidor. La asociación con Bughá, el emir árabe que reprimió a sangre y fuego la sublevación de 851 (54), suena poco probable.

Badín: recaudador de impuestos. Suelen aparecer Badín, Kozbadín ("Badín el jorabado", desdoblamiento del anterior, a nuestro juicio), Sudín y Charjadín. Básicamente se trata de Badín; los otros son agregados posteriores por homofonía. Hacia 975-990 se conoce a un emir kurdo, Bad el Kurdi, quien ocupó la zona sur de Armenia y podría identificarse con Badín (55).

Shapuh: cuando David se casa con Jandut, el rey Shapuh, quien la pretendía, convoca a numerosos aliados para sitiar la fortaleza de aquélla y acabar con David. Este vence a la coalición y mata a sus jefes. Shapuh es un eco del rey Shapuh II (Shahpuhr, el Sapor de los romanos) de Persia (309-380), quien guerreó durante cuarenta años por la posesión de Armenia.

Pap-Frenkí: uno de los reyes coaligados con Shapuh, cuyo nombre se traduce literalmente por "Papa franco". Los armenios entraron en contacto con la Europa medieval en la época de las Cruzadas y aplicaron el nombre genérico de "francos" a todos los europeos. Ese contacto no se verificó en la Armenia propiamente dicha, sino a través del reino armenio de Cilicia (1080-1375), situado en el litoral del Mediterráneo oriental, al norte de la Siria actual.

Oghán-Doghán: otro aliado de Shapuh. A veces se trata de un rey y otras, de dos. Un investigador ha intentado demostrar que oghán viene de avghán, a su vez forma corrupta de aghván ("albanos" en las fuentes romanas), pueblo que habitara el actual territorio del Azerbaiján caucásico hasta el siglo XI (56). Nosotros postulamos que oghán es una reminiscencia de los alanos, quienes tuvieron un reino en el Cáucaso hasta los siglos IV-V y que aparecen en las fuentes armenias como alán o aghán, mientras que el nombre de los roxolanos, pueblo sármata, significa "alanos brillantes" (57).

Tenemos una gran cantidad de nombres cuya correlación histórica es desconocida. Entre ellos figuran las esposas de los cuatro héroes, cuyos nombres son simbólicos (58), varios de los aliados de Shapuh (59), diversos enemigos de Mher (60), etc.

Fenómenos históricos

En la epopeya se reflejan, además, cierto número de acontecimientos históricos, cronológicamente atribuibles a los siglos VIII-X. Por ejemplo, se conserva en ella el recuerdo de la expiolación económica que sufriera Armenia durante la dominación árabe como consecuencia del durísimo sistema de tributación impuesto por el califato. Este sistema estaba compuesto por tres tributos básicos (61):

1) Capitación (jiziya): obligatoria para todos los no musulmanes. Consistía en un pago en metálico: 48 dirhem de plata para los ricos, 24 para la clase media y 12 para los pobres.

2) Impuesto territorial (kharadj): compulsivo para todos los habitantes del califato sin distinción religiosa. Se pagaba de distintas maneras, según la extensión o la calidad y cantidad de producción. Durante la dinastía de los Omeyas se pagó en especie, pero los Abásidas comenzaron a recaudar en metálico. Se exigía desde un quinto hasta la mitad de la producción del campesino.

3) Impuesto en especie: durante la época de los Omeyas se recaudaba básicamente en trigo (32 kilos por familia); para las necesidades del ejército se colectaba un morral, una cuerda y un guante. Pero en tiempos de los Abásidas cambió su naturaleza: 20 alfombras, 580 piezas de tela, 49 kilos de pescado salado, 49 kilos de arenque, 30 halcones y 200 mulas era el tributo que pagaba Armenia al califato.

En la epopeya, el recaudador Kozbadín promete al melik 40 medidas de plata y cuarenta de oro. Posteriormente exige a Ohán, quien gobernaba Sasún durante la menoría de David, la entrega de cuarenta mujeres altas, cuarenta bajas, cuarenta doncellas, cuarenta becerras, cuarenta rebaños y cuarenta camellos cargados de oro, además de las cuarenta medidas de plata y cuarenta de oro.

Más allá de que esta lista no tiene carácter real (lo demuestra la utilización constante del número simbólico cuarenta), ni es de esperar que un texto literario se comporte como un documento histórico, interesa señalar el eco de la fuerte tributación árabe, reemplazada en el texto literario por los elementos en los que podía ser rica una región montañosa: ganado y metales.

La exigencia de mujeres se vincula con el comercio de esclavos, que alcanzó grandes proporciones en el califato. Los tributos exigidos correspondían a siete años atrasados, por lo que --sobre la base del derecho musulmán-- se podían pedir esclavos, pues la desobediencia tributaria se trataba de una forma de rebelión.

Otro hecho que se percibe a través del texto es el renacimiento material y espiritual que vivió el pueblo armenio en los siglos IX-X, cuando reconquistó su independencia tras casi cinco siglos y se produjo un marcado florecimiento en la economía, la arquitectura y las artes. El espíritu constructivo de los protagonistas es evidente: Sanasar y Baltasar construyen Sasún, Tevatorós erige varias fortalezas en un solo día, Mher el Grande levanta un coto de caza, David reconstruye la derruida iglesia de la Virgen Alta de Marut, etc.

Conclusión

Como se habrá apreciado, la tarea de desentrañar el aspecto histórico es harto dificultosa, teniendo en cuenta la dosis de fantasía que muestra la epopeya. Muchas identificaciones o interpretaciones pueden modificarse de acuerdo con las variantes que se tomen en consideración. Según se desprende de los datos expuestos, el "David de Sasún" ha recorrido un largo camino desde los tiempos precristianos hasta el presente, incorporando diversos nombres de las más variadas épocas.

¿Cuándo apareció la epopeya como tal? Este problema ha sido muy discutido. La admisión de nombres de períodos disímiles muestra que la epopeya no apareció de manera repentina en los siglos X-XI, sino que fue evolucionando paralelamente a la historia nacional y tomó en ese entonces la forma que hoy conocemos (62).

También se puede señalar que laepopeya se estructura definitivamente hacia el siglo XIII, pues no aparecen en ella influencias de tiempos posteriores.

Si bien es cierto que su carácter histórico no es muy acentuado, debido precisamente a su largo proceso de desarrollo, no debemos olvidar que desde el punto de vista geográfico tiene mucho valor. Hay una minuciosa enumeración de cuanto sitio pisan los personajes; a veces es imprecisa (tal el caso ya comentado de Misr) o linda con lo fantástico (la Ciudad de Bronce) (63), pero su correlación con la geografía real es casi perfecta.

Una historia irreal en una geografía real; esta aparente contradicción quizás explica la historicidad que los narradores de la epopeya le han atribuido hasta el presente. Ya en el siglo XVI el viajero portugués Mestre Afonso escribía con relación a David de Sasún:

"Este rey David era un señor muy grande y muy poderoso que reinaba no solamente sobre toda Armenia, sino sobre otras muchas regiones hasta Turquía, y el sultán del Cairo le pagaba tributo" (64).

Los científicos que hoy continúan la tarea de salvar del olvido las creaciones del ingenio popular atestiguan:

"Ningún narrador de Sasún consideraba la epopeya como una fábula o una cosa irreal. Por el contrario, muchos de ellos, aquéllos que recordaban con exactitud la geografía de Sasún y los lugares, edificios y objetos conectados con los nombres de los héroes de la epopeya, coincidían en afirmar que la ésta era un hecho histórico. Los aldeanos de Chajerkán, en Sasún, y sus descendientes y vecinos insistían tercamente en que el linaje de David de Sasún perduran hasta el presente. La familia de los Davtián de Chajerkán, a la cual pertenecía el conocido narrador Tamó Davtián, hoy fallecido, desciende del linaje de David; el ancestral molino de Chajerkán, cuyo molinero había sido Tamó, había pertenecido a David de Sasún según los aldeanos y había pasado de generación en generación a los miembros de su familia".

"Otro narrador, Jachatur Hovhannisián, nacido en 1894 en el pueblo de Sepghank, en Sasún, cuenta que había visto el sepulcro de Mher el Grande junto al convento de Marut, cubierto por una lápida de mármol blanco de gran tamaño con un epitafio que no había podido leer a causa de su analfabetismo".

"Más aún, las huellas de los héroes de Sasún han sido señaladas fuera de las fronteras de Armenia, en Alepo y Diarbekir. Varios narradores repetían insistentemente que ellos o sus paisanos habían visto en esas ciudades las fortalezas con cuatro portales construidas por David o la figura de David montando su corcel, esculpida en el frente de la puerta central de la fortaleza. Cerca de Alepo hay una gigantesca roca que, al decir de los narradores, David empleaba para su honda" (65).

En esta mezcla de fantasía y realidad, de historia y literatura, el investigador hallará para su labor variado material, del cual hemos expuesto una mínima parte por primera vez en castellano.

 

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Actualizado el 24/07/2004
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